La depresión es una enfermedad mental; no un defecto del carácter, caracterizada por la ausencia de afecto positivo, aplanamiento afectivo, descenso del humor disminución de la vitalidad, y a un cansancio exagerado que aparece incluso tras un esfuerzo mínimo; casi todos los días, durante dos semanas consecutivas o más.
De todos los síntomas destacan la pérdida de interés y la incapacidad de disfrutar de las actividades y experiencias de la vida diaria.
El tipo de depresión dependerá de la persistencia, gravedad y el deterioro de la funcionalidad del paciente, existiendo diferentes niveles de severidad en la presentación de los síntomas, como sensación de fatiga física, malestar y vacilación que pueden llegar hasta la pérdida de la voluntad.
Causas y factores de riesgo
Es de origen desconocido, a pesar de las continuas investigaciones.
Se supone que aparece como resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales, mediados por complejas y sutiles alteraciones en las sustancias que regulan la actividad nerviosa cerebral.
Se reconoce que puede intervenir múltiples factores familiares, de la infancia así como adversidades psicosociales (que se enlistaran más adelante).
Lo más probable es una interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales.
Los factores de riesgo que pueden favorecer la presencia de un estado depresivo son:
Enfermedades crónico-degenerativas
El evento vascular cerebral (derrame cerebral, apoplejía)
Padecimientos neurológicos como Alzheimer y Parkinson
Diabetes mellitus
Trastornos del sueño
Dolor crónico
Discapacidad física, sensorial e intelectual
Trastornos cognitivos
Nivel socioeconómico (no es exclusivo de la pobreza)
Problemas psicosociales como la jubilación o pensión
Pérdida de la pareja
Disminución de la red social
Separación o abandono de los familiares o amigos
El estado civil
El estrés crónico
La exposición a adversidades a lo largo de la vida
La asociación con el consumo del alcohol y el tabaco
La discriminación
El uso de términos despectivos por la condición de las personas (ej.: adultos mayores)
Duelo reciente: por muerte de un familiar cercano o discapacidad reciente
Duelo crónico no resuelto por divorcio o viudez
Familia disfuncional
Antecedente familiar de depresión
Vivir sólo
Víctima de abuso psicosocial (económico, psicológico, sexual, etc)
Nivel educativo
Dependencia económica de familiares
Falta de metas en la vida
Adicciones previas: alcoholismo, tabaquismo, drogas, etc.
Cambios significativos en el estilo de vida.
Embarazo en mujeres con antecedente de depresión.
Los adultos en plenitud (adultos mayores) cuyas condiciones de vida son adversas son un grupo vulnerable, padecen aislamiento social, adicciones o comorbilidad importante y presentan mayor riesgo de depresión.
Los factores de riesgo para depresión, en este grupo, son:
Ambiente social y familiar
Presencia de enfermedades discapacitantes
Abandono familiar
Situación económica
Síntomas
Tristeza
Interés reducido en lo que ocurre a su alrededor
Falta de aseo o arreglo personal
Pérdida o ganancia de peso
Pérdida o aumento del apetito
Insomnio, típicamente de despertar precoz, o problemas de sueño
Cansancio
Sensación de culpabilidad
Incapacidad para concentrarse
Dificultad en la memoria o para tomar decisiones
Irritabilidad
Dolores generales
Pensamientos de suicidio
Enlentecimiento psicocomotriz (movimientos de acuerdo a la edad)
Fatiga crónica
Insatisfacción ante la vida
Pérdida de interés por realizar una actividad
Aburrimiento persistente
Miedo persistente
Sensación de inutilidad
Falta de deseo de salir del hogar a realizar actividades
Sentimientos de inferioridad
Ideas suicidas.
La presentación atípica de la depresión puede manifestarse a través de una sobreingesta de alimentos e incremento en las horas de sueño; este síndrome puede estar asociado a poca reactividad y respuesta anormal a relaciones afectivas e hipersensibilidad emocional.
En el adulto en plenitud puede existir ansiedad, predominio de los síntomas físicos sobre los afectivos, pérdida de memoria, deterioro cognoscitivo y síntomas sicóticos (ilusiones, delirios de persecución, sentimientos excesivos de culpa y nihilismo)
Diagnóstico
El diagnóstico de la depresión es clínico. La presencia de más de 5 de los síntomas en las últimas dos semanas confirman el diagnóstico de depresión siempre y cuando no sean secundarios a otras causas.
Deben descartarse, en primer lugar, causas orgánicas, farmacológicas o tóxicas compatibles con un cuadro similar al de un trastorno depresivo, pero es en último término la entrevista clínica la que ofrece los datos necesarios para el diagnóstico, cuando se cumplen los criterios establecidos más arriba.
Una buena evaluación diagnóstica debe incluir una historia médica completa.
¿Cuándo comenzaron los síntomas, cuánto han durado, qué tan serios son? Si el paciente los ha tenido antes, el médico debe averiguar si los síntomas fueron tratados y qué tratamiento se dio.
Quien diagnostique también debe preguntar acerca del uso de alcohol y drogas, y si el paciente tiene pensamientos de muerte o suicidio.
Además, la entrevista debe incluir preguntas sobre otros miembros de la familia. ¿Algún pariente ha tenido depresión y, si fue tratado, qué tratamientos recibió y qué tratamientos fueron efectivos?
Existen también varios cuestionarios estandarizados que pueden ayudar a discriminar si existe o no un trastorno depresivo: como la Escala de Depresión de Yesavage, la Escala de Depresión de Zung, el Inventario de Depresión de Beck, el Test de Depresión de Goldberg o el Test de Depresión de Hamilton.
Algún estudio ha evaluado incluso la eficacia de dos simples preguntas para un diagnóstico rápido de elevada fiabilidad.
Desde la terapia de conducta el objetivo del diagnóstico está en realizar una evaluación individual, cuyos datos permitirán el diseño individual de tratamiento y controlar dicho proceso.
Los cuestionarios no serían usados para comparar distintos sujetos o para comprobar si alcanza una determinada puntuación. Sino que permiten comparar la puntuación antes y después del tratamiento, como una medida de control sobre las variables psicológicas en cuestión.
Tratamiento
Para la decisión del tratamiento, el médico debe discutir con el paciente y su familia, las alternativas terapéuticas, tomando en consideración otros factores como eventos previos de depresión, la presencia de problemas sociales o interpersonales asociados.
Prevención
Este padecimiento es una condición clínica prevenible, con la promoción de conductas favorables para evitar la aparición de síntomas depresivos como:
Promover el desarrollo de actividades físicas y/o sociales que ayuden a sentirse mejor a las personas (niños de todas las edades, adolescentes, adultos jóvenes, maduros y en plenitud)
Evitar el consumo de sustancia psicoactivas como el alcohol, el tabaco, las drogas, entre otras
Fomentar buenos hábitos higiénicos y dietéticos
Mantener un vínculo afectivo familiar en las mejores condiciones posibles como:
Bridar atención suficiente en tiempo y calidad
Evitar discriminación
Evitar el uso de términos despectivos que hagan referencia a una condición particular
Proporcionar una alimentación adecuada
Evitar dependencia física, psicológica, económica y social