La vida en pleno siglo XXI está plagada de elementos que nos desconcentran.
La tecnología, los anuncios luminosos, la cantidad de obligaciones cotidianas, el estrés… Todo eso es malo para nuestro cerebro, el cual no siempre puede enfocarse.
La buena noticia es que existen técnicas para concentrarse que merece la pena poner en práctica:
1. Conoce a tus ladrones de atención
Es muy importante saber qué cosas o situaciones nos pueden desenfocar de nuestra tarea.
Por ejemplo, si es el móvil, sería bueno dejarlo en otra habitación o dentro de un cajón en modo silencio.
También puedes analizar en qué momento del día eres más propenso a distraerte. Puede ser por la tarde cuando estás demasiado cansado.
Si es así deja las actividades que requieran más concentración para la mañana.
2. Ambienta el lugar
Un escritorio repleto de objetos distrae a cualquiera. Es fundamental que el espacio donde estés trabajando o estudiando esté lo más ordenado y vacío posible.
De esta forma el cerebro no tendrá donde “posarse” y podrás continuar con tus tareas sin problemas.
Lo mismo se aplica a los ruidos externos. Si sabes que el sonido de la televisión o de tus compañeros de oficina te puede molestar, puedes cambiarte de sitio o pedirles que hablen más bajo.
3. Duerme bien
Si quieres conseguir una buena concentración en el trabajo o el estudio es importante que descanses lo suficiente.
El sueño no solo es reparador sino que permite al cerebro despertar “fresco” y despierto.
Cuando la mente está cansada tiende a aburrirse y, por ende, busca diversión en cualquier objeto o sonido que percibe.
Nada mejor como 8 horas de sueño relajante la noche anterior a un examen o a una reunión importante.
En el caso de que te cueste dormir prueba alguna infusión de hierbas (de valeriana, por ejemplo).
4. Jerarquiza las tareas
Debes darle prioridad a todas aquellas actividades importantes o urgentes. Puedes hacer una lista, colocar números a los costados de cada tarea o marcarlas con diferentes colores.
Primero termina con las de mayor urgencia, luego pasa a las importantes y por último las que se puedan retrasar.
El orden es imprescindible para el cerebro. Si sabes todo lo que tienes por hacer antes de comenzar la jornada te será más fácil estar enfocado.
5. Descansa entre actividades
Una buena manera de evitar las distracciones es hacer que la mente descanse durante el día. Esto no quiere decir tomar una siesta de dos horas, pero sí que el cerebro tenga algún estímulo placentero en ciertas ocasiones.
Por ejemplo, si has estado tratando de solucionar un problema frente al ordenador, al terminar, levántate del escritorio y mira unos minutos por la ventana o cierra los ojos para imaginarte en una playa paradisíaca.
Te asombrará la capacidad que tiene la mente para desarrollar nuevas ideas cuando está distendida o relajada. Mucho mejor si puedes “escaparte” de la oficina para almorzar en un parque.
6. No combines tareas
A mayor información junta, más fácil será que nos distraigamos con cualquier cosa.
Haz las tareas de una en una y el resto de los papeles, carpetas o herramientas, guárdalas.
Procura no estudiar al mismo tiempo dos asignaturas demasiado diferentes (por ejemplo literatura y matemáticas) o hacer informes para dos clientes distintos.
7. Modera el uso de la tecnología
Hoy en día estamos las 24 horas del día conectados, sin importar el lugar o la ocasión.
El sonido de que llegó un correo o un mensaje nos desconcentra. Para enfocarnos nuevamente quizás estemos varios minutos.
Una vez que hemos perdido el “hilo conductor” de una tarea es complicado recuperarlo.
Por lo tanto, puedes definir horarios específicos para revisar tu casilla de correos o tu móvil. Lo que es urgente deberá ser comunicado de otra manera (quizás con una llamada telefónica).
Por ejemplo, trata de abrir las redes sociales solo en la hora del almuerzo y desactivar las notificaciones que te llegan al smartphone.
8. Haz ejercicio
Cuando no podemos concentrarnos a veces es mejor dejar todo como está y salir de la habitación u oficina.
Puedes ir al gimnasio o dar una vuelta alrededor de la manzana. El ejercicio aeróbico mejora la capacidad de atención, porque libera tensiones.
Una rutina breve (15 minutos) le da oxígeno nuevo al cerebro para que siga trabajando.
9. Controla tus pensamientos
Una de las formas que tiene el cerebro de escapar de la rutina o de una tarea aburrida es pensar en otra cosa.
Así es como nos acordamos de nuestras últimas vacaciones, pensamos en la lista de la compra o nos imaginamos cosas que nada tienen que ver con lo que estamos haciendo.
No obstante, no debes permitir que la mente te controle. Cuando algún pensamiento “fuera de lugar” llega a ti, despídelo con alguna frase como, por ejemplo, “no te distraigas”, “presta atención”, “después pensamos en eso”, etc.