Según un nuevo estudio, los esposos y las esposas que discuten/pelean son más propensos a sufrir permeabilidad del intestino.
Para investigar cómo un matrimonio infeliz puede afectar la salud de una persona, los científicos del Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio reclutaron a 43 parejas saludables de entre 24 y 61 años que habían estado casadas durante al menos tres años.
Los investigadores pidieron a las parejas que debatieran sobre temas delicados que pudieran provocar desacuerdos, como el dinero o los suegros, y grabaron las conversaciones. Utilizaron este metraje para analizar los modos de conflicto verbales y no verbales, incluidos el voltear los ojos.
El equipo también tomó muestras de sangre de las parejas antes y después de discutir, y descubrió que los que eran más hostiles hacia sus cónyuges tenían niveles más altos de proteína de unión a LPS, un biomarcador para un intestino permeable.
El síndrome del intestino permeable, o permeabilidad intestinal, se caracteriza por bacterias y alimentos no digeridos que pasan del tracto gastrointestinal al resto del cuerpo. Esto no se debe confundir con la condición hipotética asociada con la medicina alternativa denominada síndrome del intestino permeable, que no ha sido reconocido médicamente.
El Dr. Donald Kirby, director del Centro de Nutrición Humana de la Clínica Cleveland, dijo a WebMD que los síntomas incluyen hinchazón, gases, calambres, sensibilidad a los alimentos, así como achaques y dolor. Dijo acerca de la condición poco conocida: "Intestino con permeabilidad/fugas significa realmente que tienes un diagnóstico que todavía debe hacerse".
La fuga de sustancias en el torrente sanguíneo es causada probablemente por el mal funcionamiento de las uniones en el intestino que influyen en lo que pasa a través del revestimiento del intestino delgado.
Un matrimonio conflictivo podría dañar tu salud intestinal, según este nuevo estudio.
En el estudio de la Universidad Estatal de Ohio, los científicos encontraron los niveles más altos de proteína de unión a LPS en los participantes que tuvieron las peleas más desagradables y una historia de trastornos del estado de ánimo como la depresión. El biomarcador también se relacionó con la inflamación en el cuerpo.
El estudio de la Universidad Estatal de Ohio fue pequeño, pero estudios previos han relacionado un matrimonio conflictivo con una curación lenta y un aumento del riesgo de afecciones relacionadas con la inflamación, que incluyen enfermedades del corazón, diabetes y depresión.
Janice Kiecolt-Glaser, autora principal del estudio, que se publicó en la revista Psychoneuroendocrinology, y directora del Instituto de Investigación de la Medicina Conductual del Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio, explicó: "Creemos que esta angustia conyugal cotidiana, al menos para algunas personas, está causando cambios en el intestino que conducen a la inflamación y, potencialmente, a la enfermedad.
"El estrés marital es un estrés particularmente potente, porque tu pareja suele ser tu principal apoyo y en un matrimonio problemático tu pareja se convierte en tu principal fuente de estrés".
El Dr. Michael Bailey, profesor asociado de biociencias en la Universidad Estatal de Ohio y coautor del estudio, explicó que el estrés, el sistema nervioso simpático y los cambios en los microbios en el intestino parecen estar relacionados. "Con el intestino permeable, las estructuras que generalmente son realmente buenas para mantener la suciedad en el intestino -la comida parcialmente digerida, las bacterias y otros productos- se degradan y esa barrera se vuelve menos efectiva", dijo.
A su vez, las bacterias que desencadenan la inflamación en la sangre podrían conducir a una enfermedad mental en lo que Bailey describió como un problema recurrente. Y como los participantes eran relativamente jóvenes y las inflamaciones empeoran con la edad, las parejas mayores podrían sufrir peores, dijeron los investigadores.
Pero también es relativamente fácil mitigar los efectos del estrés conyugal comiendo una dieta repleta de proteínas magras, grasas saludables, frutas, granos integrales, vegetales y probióticos que consuman, dijo Kiecolt-Glaser.
(Fuente = Adaptado de Newsweek, Agosto 2018)